De todos es sabido que el 15 de marzo del año 44 a.C. Julio César fue asesinado en Roma.
Para evitar que siguiese creciendo en poder y acabar con su gobierno, un
grupo de unos 60 senadores formaron una conspiración y se
autodenominaron como “Liberatores”. El 15 de marzo del 44 a.C.
convocaron a César al Senado para leerle una petición. Tras separarlo de
Marco Antonio y de su propia guardia, le llevaron al Teatro de Pompeyo y
le asesinaron.
Según
cuenta la historia recogida por Plutarco, un vidente advirtió a César
de que su vida corría peligro y que le iba a suceder algo terrible en
los idus de marzo de aquel mismo año. Cuando llegó aquel 15 de marzo, se
reencontraron y el político le dijo: “"Bien, ya han llegado los Idus de Marzo y no ha pasado nada". A lo que él respondió: "Sí, pero aún no han terminado".
A las pocas horas, los conspiradores materializaron su funesto plan
cuando César se hallaba junto a la estatua de Pompeyo: Tilio Cimbro y
Servilio Casca le asestaron los primeros golpes. César recibió 23
puñaladas infligidas por varios senadores liderados, según parece, por
Marco Junio Bruto. Este último eta hijo de Servilia, que había sido una
de las amantes de Julio César. Para la leyenda literaria ha quedado la
famosa frase: “¿Tú también, Bruto?, ¿Tú también, hijo mío?”, que se dice que pronunció César mientras su vida se le escapaba.
Hay diversas versiones acerca de su muerte y sus últimas palabras
dedicadas a su hijo Marco Junio Bruto. Lo que si sabemos con claridad es
que, tras el magnicidio, Octavio Augusto (Gaius Iulius Caesar Octavianus),
Marco Antonio y Lépido formaron otro triunvirato, persiguieron y
asesinaron a los principales miembros del complot. No obstante, tras el
fin de esta guerra, comenzará otra más, entre Octavio y Antonio, para
hacerse con el control del estado romano. Guerra que finalizará con la
batalla de Actium del 31 a.C. y de la que Octavio Augusto emergerá como vencedor.
Hay todo un mercado con productos con la famosa frase, os dejo algunas imágenes: