Era una fiesta que se celebraba en diciembre en la que era costumbre intercambiar regalos como símbolo de amistad. Algo parecido a lo que en la actualidad hacemos nosotros.
Los regalos que se entregaban en las Saturnales iban generalmente acompañados de un epigrama, normalmente corto, cuya función era añadir un toque personal al regalo.
Puesto que la mayoría de la gente no era muy ingeniosa, se le encargaban a Marcial, autor hispano-romano del siglo I.
En su libro decimotercero, titulado "Xenia" (hospitalidad) recoge 127 epigramas que acompañaban a estos regalos alimenticios que se hacían en las Saturnales. Son breves, ágiles y llenos de humor. Y están agrupados por tipos de alimentos: quesos, miel, setas, carnes, garum, frutas y también vinos.
ALGUNOS EPIGRAMAS:
Hígado de ganso
¡Fíjate cómo de hinchado está el hígado, mayor que un ganso grande!
Admirado, dirás: “Esto, pregunto, ¿dónde ha crecido?”
Trufas
Las que rompemos con nuestra tierna cabeza la tierra nutricia, las trufas,
somos las frutas que vienen después de los boletos.
Cochinillo de leche
La cría alimentada de la leche pura de su perezosa madre póngamela a mí y
que el rico coma jabalí etolio.
Rodaballos
Por más que una amplia fuente contenga al rodaballo, el rodaballo es más
amplio, sin embargo, que la fuente.
Garo de los socios
De la primera sangre de escombros todavía respirando, recibe garo de lujo, un
regalo caro.
Vino de Sorrento
¿Bebes vino de Sorrento? No utilices ni vasos de múrrina pintados ni de
oro: te darán copas suyas propias estos vinos.
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